Ideación de muerte. Deseas que la vida se acabe.
Este es un signo claro de depresión por el que debes acudir inmediatamente en busca de ayuda psicológica.
Cambios de humor.
Los cambios de humor constituyen un síntoma que podemos experimentar todas las personas con mayor o menor normalidad. De por sí, que un día estés más contento y otro día estés más decaído no tiene por qué constituir una alteración psicológica grave. No obstante, estos cambios confeccionan una alteración importante que puede provocar niveles elevados de malestar y afectar de forma notoria en el funcionamiento. De este modo, cuando los cambios de humor se producen de forma frecuente y constante se deben tratar y analizar con especial delicadeza.
Si notas que tus cambios de humor son muy fuertes y se provocan prácticamente a diario es conveniente que acudas a un profesional de psicólogo para evaluar adecuadamente este síntoma.
La variación del humor se puede deber a múltiples factores: desajustes hormonales, alteraciones psicológicas, factores ambientales, etc. Por lo tanto, cuando estos son de una intensidad y una frecuencia notable, es importante evaluarlos bien y realizar las intervenciones terapéuticas necesarias.
Falta de control.
Otro aspecto importante a la hora de determinar si requieres ayuda psicológica o no es la percepción sobre autocontrol. La incapacidad de controlarse es un hecho más o menos fácil de detectar y puede indicar la necesidad de acudir a un psicólogo.
Cuando una persona no es capaz de controlarse significa que, ante ciertas situaciones, actúa y se comporta de una forma distinta a la que seguramente desearía cuando no experimenta este tipo de impulsividad. De este modo, la falta de control puede originar muchos problemas tanto intrapersonales como de relación con otras personas.
Todos podemos perder el control antes ciertas situaciones extremas pero, por lo general, estos suele suceder en situaciones muy específicas y con muy poca frecuencia.
Cuando la pérdida de control se presenta más a menudo indica que el estímulo que ha motivado la ausencia de autocontrol no recae tanto en los factores externos, sino en factores internos. Por lo tanto, perder el control con facilidad indica que alguno de nuestros aspectos psicológicos no funciona con normalidad.
Si acudimos a un psicólogo, él nos podrá ayudar a desarrollar las habilidades necesarias para recuperar un adecuado funcionamiento y adquirir el autocontrol que nosotros no somos capaces de conseguir.
Ideación de que todo el mundo está en nuestra contra.
Los seres humanos mantenemos pensamientos que en muchos casos no se ajustan a la realidad. Si piensas que todo el mundo está en tu contra muy posiblemente estés malinterpretando situaciones o intenciones y necesitas que un profesional te ayude a pensar de una manera que se ajuste más a la realidad y que no te haga sufrir tanto.
Síntomas físicos.
Muchas psicopatologías van acompañadas de una gran gama de síntomas corporales que provocan sensaciones desagradables. Normalmente, una ligera alteración psicológica no suele causar síntomas corporales y cuando lo hace, estos suelen presentarse con una intensidad bastante baja y normalmente no acusan a nuestro funcionamiento normal. Sin embargo, cuando aparece una psicopatología más grave, los síntomas corporales que puede originarse suelen ser mucho más notorios, se suelen experimentar con mucha más intensidad y suelen causar una elevada sensación de malestar. De este modo, padecer dolores, sensaciones de ahogo, palpitaciones, mareos, sudoraciones, temblores, fatiga excesiva, pinchazos, náuseas, escalofríos o sensaciones de este tipo, es posible que exista una alteración psicológica grave que los esté originando.
Si padeces este tipo de síntomas tan molestos, combinados con estados mentales de nerviosismo o sentimientos de tristeza, es conveniente que acudas a un psicólogo para evaluar adecuadamente el alcance de tus alteraciones.
Trauma o pérdida.
A lo largo de la vida tenemos que enfrentar situaciones difíciles, pero a veces no contamos con los recursos psicológicos necesarios. Si has pasado por una situación traumática o has sufrido una pérdida importante y no logras recuperarte, es fundamental que pidas la ayuda de un psicólogo.
Un estudio llevado a cabo en la Universidad de Harvard comprobó que las experiencias dolorosas se quedan grabadas como huellas en el cerebro y se reactivan como si estuviéramos viviendo de nuevo la situación. Para superar el trauma es necesario convertirlo en una experiencia narrativa, lo cual se logra reprogramando el cerebro emocional.
El periodo “normal” de duelo por una pérdida es de seis meses, pero si te sientes muy mal, si sigues experimentando sentimientos muy intensos y notas que no mejoras, no es necesario que esperes tanto tiempo. Un psicólogo puede ayudarte a lidiar con esa situación dolorosa desarrollando la resiliencia.
Pensamientos negativos.
El contenido que alberga nuestra mente es un factor a tener en mucha consideración al identificar posibles alteraciones psicológicas. Las personas tenemos, a lo largo de nuestra vida, tanto pensamientos positivos como pensamientos negativos de forma habitual. Un estado psicológico óptimo no se basa en poseer sólo pensamientos positivos, ya que los pensamientos negativos también cumplen una función en nuestro estado mental. Sin embargo, en ese momento en el que los pensamientos negativos son mucho más abundantes que los pensamientos positivos, se debe contemplar la posibilidad de que se trate de un fenómeno pernicioso.
Si notas que en tu mente sólo hay pensamientos negativos y te cuesta mucho ver el lado positivo de las cosas o reconocer estímulos agradables, probablemente requieras ayuda psicológica. Esto se explica porque cuando confeccionamos un estilo determinado de pensar este puede ir prolongándose hasta llegar al punto que no se puede cambiar fácilmente. De este modo, si empezamos a tener pensamientos negativos de forma recurrente y durante mucho tiempo, podemos configurar una forma de pensar regida por estos principios. Además, los pensamientos tienen un elevado potencial para producirnos emociones y sentimientos, por lo que si pensamos de forma negativa constantemente, podrán aparecer fácilmente sentimientos de tristeza o insatisfacción.
Cambio de personalidad.
La personalidad cambia a lo largo del tiempo. Un estudio realizado en la Universidad de Edimburgo reveló que somos una persona completamente diferente a los 14 y a los 77 años. Áreas como la autoconfianza, la perseverancia, la creatividad y la voluntad de superación sufren grandes transformaciones. Sin embargo, si sientes que ya no eres el mismo y los cambios han sido muy repentinos, es probable que exista algún problema. Si ya no disfrutas como antes de las cosas que te apetecían, si casi nada te ilusiona y ves el futuro gris, es importante que pidas ayuda porque podrías estar sufriendo depresión. Tampoco es buena señal que cambies repentinamente de estado de ánimo, sintiéndote un momento eufórico y a la hora siguiente profundamente triste y melancólico. También deberías pedir ayuda si crees que no puedes gestionar tus emociones y estas te desbordan, si te sientes muy irritable o te enfadas con frecuencia.
Dificultad para razonar.
Cuando aparecen los nombrados sesgos cognitivos, las personas perdemos nuestra capacidad para razonar con claridad. Estos sesgos cognitivos se basan en dirigir nuestro pensamiento hacia una dirección previamente establecida, de tal modo que cada vez que percibimos e interpretamos una cosa lo hacemos hacia esa dirección y no somos capaces de racionalizarlo con calma. Este hecho puede provocar que enfoquemos nuestra vida entera hacia un punto de vista determinado, y perdemos capacidad para interpretar y pensar de una forma saludable.
Si notas que te cuesta mucho cambiar de opinión, tu pensamiento va siempre dirigido hacia una dirección y te cuesta razonar con claridad, probablemente necesites acudir a un psicólogo para revertir esta situación.
Dependencias.
En muchos casos, la adicción es un intento de compensar las ausencias y/o fracasos en otras esferas de la vida. El comportamiento adictivo suele comenzar a raíz de una situación estresante, por lo que buscamos refugio en ciertas sustancias. Sin embargo, no existe simplemente la adicción a las drogas, el alcohol y el tabaco, también puede tratarse de una dependencia de la comida. De hecho, la ingesta emocional es un problema cada vez más común que tiene graves repercusiones para la salud puesto que normalmente implica el consumo de alimentos ricos en azúcar y grasas, que son los más gratificantes para el cerebro. También se puede desarrollar una dependencia del ejercicio físico, denominada vigorexia, o incluso de tu pareja, en cuyo caso se trata de una dependencia emocional. En cualquier caso, la dependencia y la adicción pueden hacer que caigas en una espiral de descontrol que puede tener serias consecuencias para tu vida, por lo que es mejor pedir ayuda al psicólogo cuanto antes.
Problemas para dormir.
Un síntoma que suelen producir la gran mayoría de alteraciones psicológicas son los problemas para dormir. De este modo, las dificultades para conciliar el sueño manifiestan una alteración mental que impide relajarse y descansar de una forma adecuada. Además, la relación entre alteración psicológica y problemas para dormir es bidireccional, es decir, mientras un estado mental inadecuado puede provocar problemas para descansar adecuadamente, la falta de sueño suele agravar la alteración psicológica y aumentar el malestar general. Así pues, si durante un periodo prolongado de tiempo eres incapaz de conciliar adecuadamente el sueño, sería conveniente que acudieras a un psicólogo.
El descanso es una necesidad básica que tenemos las personas, por lo que revertir la situación cuando tenemos problemas de este tipo suele ser de vital importancia.
Emociones que sobrepasan.
Todo pensamiento crea una serie de emociones, pero del mismo modo cada emoción debe ser procesada por nuestra mente. Cuando no somos capaces de hacer este ejercicio y somos incapaces de extraer un pensamiento y una conclusión concreta sobre las emociones que tenemos, estas pueden sobrepasarnos.
Cuando nos sobrepasan las emociones nuestro funcionamiento suele verse afectado, ya que nuestra mente pasa a estar controlada por este tipo de sensaciones en vez de por nuestro pensamiento. Además, no ser capaz de adaptar e interpretar adecuadamente nuestras emociones origina altas sensaciones de malestar. Así pues, si notas que tus emociones se apoderan de ti habitualmente, seguramente necesites ayuda psicológica para aprender a controlar mejor tus sentimientos.
Situaciones límite.
A veces la vida puede llevarnos a situaciones extremas en las cuales no sabemos desenvolvernos adecuadamente. Cuando esto sucede, no significa que estemos padeciendo una alteración psicológica, sino que simplemente nos vemos inmersos en una tesitura sin recursos necesarios para gestionarla.
Si permanecemos en situaciones límite sin saber salir de ellas durante mucho tiempo, nuestro estado mental puede verse altamente afectado, por lo que suele ser recomendable acudir a algún tipo de ayuda psicológica que nos facilite el proceso.
Si acudimos al psicólogo en estas situaciones, contaremos con más recursos para gestionar adecuadamente todos los elementos y solucionar los problemas que estén presentes.
Falta de resolución de problemas.
Un elemento clave que debe aplicarse en los ocho signos que hemos comentado anteriormente es la incapacidad de arreglarlo adecuadamente.
Las personas podemos presentar algunos de los síntomas que acabamos de describir o vernos envueltos en situaciones complicadas, pero ser capaces de arreglarlo a través de distintas estrategias. Sin embargo, cuando nuestros intentos de arreglar las situaciones personales o de eliminar los síntomas que presentamos no funcionan, la necesidad de recibir ayuda psicológica se hace patente. Así pues, analiza qué has hecho para arreglar tus problemas. Si estos no han funcionado será conveniente que acudas a un psicólogo.
Interferencias en la vida cotidiana.
Finalmente, el último elemento para delimitar la necesidad de ayuda psicológica consiste en especificar hasta que punto nos está afectando nuestro estado. Si las alteraciones que presentamos están afectando a distintos ámbitos deberemos acudir a un psicólogo.
Si notas que tu estado está afectando a tu relación con tus hijos, con tu mujer o con otros familiares, está disminuyendo tu rendimiento laboral, está involucrando tus amistades o te impide disfrutar de cosas que previamente disfrutabas, es necesario que acudas a un psicólogo. Si no lo haces, tu estado irá empeorando y al mismo tiempo irá afectando a todos los ámbitos que confeccionan tu vida.