A pesar de limitarnos en nuestra vida diaria, el miedo al fracaso está presente en el día a día de muchas personas. Tener miedo constante a fracasar puede hacer que dejemos de luchar por conseguir nuestros objetivos, o que luchemos en exceso y nos olvidemos de otros aspectos importantes de la vida como, por ejemplo, la salud.
Por lo tanto, trabajar el miedo al fracaso es fundamental para poder ser feliz y conseguir nuestros objetivos. A continuación, te explicamos qué es el miedo al fracaso, qué implicaciones tiene y qué podemos hacer para superarlo.
¿Qué es el miedo al fracaso?
El miedo al fracaso, también llamado atiquifobia, es un miedo extremo e irracional a fracasar o a cometer errores. Una persona con este miedo puede tener dos tipos de respuesta ante una situación en la que piensa podría producirse el fracaso:
- Respuesta de evitación. Esto es evitar o huir de todas las situaciones que estén ligadas a tener que hacer actividades importantes en las que se pueda producir el fracaso.
- Respuesta de sobrecompensación. Esto es una actitud de sobreesfuerzo para evitar el fracaso, aunque suponga tener que dejar de hacer otras cosas importantes de otros ámbitos de la vida.
Esto último, puede estar relacionado con personas que son muy autoexigentes. Las personas con alta autoexigencia siempre quieren dar lo mejor de sí mismas, si bien dar lo mejor de nosotros mismos es una actitud deseable, no lo es tanto cuando este nivel de hiperexigencia supone sobrepasar los propios límites teniendo que dejar de lado la salud u otras necesidades. Estudios recientes han comprobado que las personas con una alta autoexigencia tienen más ansiedad, estrés y frustración.
Pongamos dos ejemplos para ilustrar estas dos posibles respuestas ante una determinada situación. La situación es la siguiente: «el jefe de una empresa reconocida quiere despedir a una persona de la plantilla. Él no sabe a quién despedir y propone a sus empleados que el que quiera realice una presentación sobre la empresa». Ante esta situación, las respuestas pueden ser las siguientes:
- Evitación. Esta persona se angustiará, bloqueará y para gestionar su angustia ante el posible fracaso tratará de huir de la situación y no hacer esta presentación extra.
- Sobrecompensación. Esta persona intentará dar lo mejor de sí misma, pero dejará de lado otras tareas. Trabajará hasta altas horas de la madrugada, no descansará lo suficiente y no hará el resto de cosas que tenía pensado hacer para ese día.
En este caso, la respuesta más adecuada sería trabajar y dar lo mejor de uno mismo, pero sin descuidar las necesidades propias. Huir de la situación o ser demasiado autoexigente no suele ser la mejor opción.
El miedo al fracaso está relacionado con una mala valoración que hacemos de la realidad. Una persona que piensa que siempre va a fracasar no está siendo objetiva. Por todo ello, siguiendo con el ejemplo anterior, se podría decir que las etapas que pasaría una persona con miedo al fracaso serían las siguientes:
- Presentación de la situación y valoración de la realidad. Esta persona pensaría «esto es horrible, me van a despedir del trabajo».
- Anticipación de las consecuencias. Pensaría: «no voy a hacer bien la presentación, no estoy capacitada para ello y será todo un desastre».
- Resultado. Del mismo modo que en el ejemplo anterior, las respuestas posibles son dos: la evitación es decir, no hacer la presentación y pensar “si no hago la presentación evitaré la posibilidad de hacer el ridículo y que el jefe piense que soy la persona menos apta del departamento así que mejor no hacerla”, o por el contrario, poner en marcha una conducta sobrecompensatoria como centrarse en la presentación dejando de prestar atención a otras área y actividades importantes.
¿Cómo superar el miedo al fracaso? 7 estrategías de superación
Antes de nada, es importante mencionar que el miedo al fracaso se puede trabajar y que se puede superar siguiendo una serie de pautas o tratamientos. Superar el miedo al fracaso es posible. A continuación, te damos unas recomendaciones:
Rechaza la dicotomía
En la vida no es todo blanco o negro, en el medio existe una amplia gama de grises. No todo es hacerlo perfecto o por el contrario desastroso. Hay un amplio abanico de posibilidades en el medio. Lo importante no es hacerlo todo perfecto, sino intentar hacerlo bien y poner lo mejor de uno mismo. Aunque, como hemos visto, sin pasarse porque la alta autoexigencia tampoco es buena.
No intentes ser adivino.
No sabemos qué va a ocurrir y, por lo tanto, no podemos anticiparnos y asumir que lo que anticipamos sea lo que realmente ocurrirá. Siguiendo con el ejemplo, no podemos adivinar el futuro y asegurar que vamos a fracasar en la presentación porque no lo sabremos hasta que no pase.
Entrenamiento en autoinstrucciones.
Se trata de una técnica utilizada en la terapia cognitiva que se basa en órdenes que una persona se da a sí misma para dirigir su actuación, es un tipo de autodiálogo. El entrenamiento pretende sustituir las autoinstrucciones negativas de que vamos a fracasar por otras más eficaces. En el ejemplo que estamos trabajando, el entrenamiento en autoinstrucciones se dividiría en las siguientes fases:
- Autopreguntas. Consiste en preguntarse a uno mismo «¿Qué tengo que hacer? ¿Cuál es el objetivo?»
- Análisis de la situación. Pensar en «¿Qué pasos tengo que seguir para realizar la presentación?»
- Autorefuerzo. Decirse a uno mismo «Me está saliendo todo bien», «he conseguido hacer la presentación sin titubear». En el caso de haberse equivocado lo más correcto sería decir «me he equivocado, pero no pasa nada, todo el mundo se equivoca, pero he podido corregir el error y es lo que cuenta».
Evita decirte «no puedo».
Cree en ti mismo y en la capacidad que tienes para superar los problemas.
Fracasar una vez no significa que vayamos a fracasar siempre.
Las personas nos equivocamos y tenemos todo el derecho del mundo a hacerlo. Si has cometido un error intenta hacer lo posible por subsanarlo. Aprende de los errores, pero no te quedes en ellos. Además, de una situación no se puede generalizar, es decir, fracasar una vez no significa que vayamos a hacerlo siempre.
Ponte metas realistas.
Se consciente de tus capacidades y ponte metas que puedas cumplir, que sean desafiantes pero realizables.
Pide ayuda.
Si crees que la situación te supera, pide ayuda a un psicólogo profesional. El miedo al fracaso puede limitarnos en la vida diaria y, lo que es peor, puede limitarnos en la consecución de los objetivos de la vida. Por lo tanto, si la situación se te escapa de las manos, lo más adecuado sería que contactaras con un profesional para que te pudiera guiar en el proceso.
En resumen, el miedo al fracaso o la atiquifobia es el miedo irracional a fracasar. Este miedo tiene graves consecuencias para las personas que lo padecen siendo el no conseguir los objetivos vitales la más importante. Sin embargo, superar el miedo al fracaso es posible.