Veamos cuáles son las diferencias entre el trastorno depresivo y el déficit de motivación.
En la vida diaria, todas las personas enfrentamos momentos en los que nos falta motivación para realizar tareas concretas o alcanzar metas y objetivos. Sin embargo, cuando este estado se prolonga, puede generarse confusión sobre si estamos experimentando una simple falta de motivación o algo más serio y que se asemeje a un trastorno del estado de ánimo como la depresión. Esto, reflejado en nuestros adolescentes, puede, como padres, causarnos una gran confusión.
Hoy en día es normal ver a nuestros adolescentes pasar la mayor parte del tiempo encerrados en sus recámaras y hoy ya sabemos que desde ahí, siguen socializando por medio de su teléfono. Sin embargo, no dejamos de “presentir” como padres una falta de motivación en esta actitud, o quizas, muchas veces, hasta indicios de estados depresivos.
Distinguir entre la falta de motivación o un trastorno del estado de ánimo, no solo es esencial para un adecuado manejo persona y de nuestros adolescentes, sino también para evitar la subestimación de problemas que pueden tener un impacto significativo en nuestras vidas. Este artículo explora las características de la falta de motivación y la depresión, destacando las diferencias entre ambos procesos para saber cuándo es necesario buscar ayuda profesional y cuándo pueden implementarse estrategias simples para ayudar a nuestros adolescentes a recuperar el impulso perdido.
¿Qué es la falta de motivación?
La falta de motivación se ha definido como un estado mental y conductual caracterizado por una disminución temporal en el deseo de realizar tareas o alcanzar metas y objetivos concretos. Este sentimiento puede surgir por diferentes razones, como el estrés, el aburrimiento, la falta de interés en las actividades o el agotamiento. A menudo, la falta de motivación se relaciona con situaciones específicas, como un proyecto que no despierta interés, la falta de un grupo social al cual pertenecer, una rutina repetitiva o la ausencia de objetivos claros.
Las personas desmotivadas pueden sentirse también apáticas, llegando a postergar tareas y perder el entusiasmo por actividades de las que antes se disfrutaba. Sin embargo, esta condición suele ser pasajera y dependiente del contexto.
Por ejemplo, una persona que se siente desmotivada en el colegio o en el trabajo puede experimentar un aumento en su motivación si se relaciona con amistades diferentes, cambia de proyecto, recibe una nueva meta o una estimulación novedosa que haga que el proyecto cambie de rumbo. Es importante que, aunque la falta de motivación puede ser frustrante, generalmente no impide el funcionamiento diario, y puede superarse con cambios en el entorno o la adopción de nuevas estrategias de estimulación.
¿Qué es la depresión?
Por otro lado, la depresión es un trastorno mental cuyo impacto va más allá de una tristeza ocasional o una falta de interés temporal. Se caracteriza por una sensación persistente de tristeza muy profunda, desesperanza y una pérdida significativa de interés o placer en casi todas las actividades cotidianas. A diferencia de la falta de motivación, la depresión sí afecta de forma generalizada la vida y el funcionamiento cotidiano de las personas, interfiriendo en su capacidad para trabajar, dormir, comer e incluso disfrutar de las actividades que previamente resultaban placenteras.
Entre los síntomas más comunes se encuentran la fatiga extrema, pérdida de apetito, alteraciones del sueño, dificultades para concentrarse y pensamientos recurrentes de inutilidad o culpa. Estos síntomas pueden durar semanas, meses o incluso años si no se tratan adecuadamente. La depresión no surge como una reacción a un evento estresante; debe entenderse como un trastorno con causas biológicas, psicológicas y sociales. Es crucial reconocer su impacto y buscar tratamiento, ya que afecta gravemente la calidad de vida y, en casos extremos, puede llevar a pensamientos suicidas o dañinos. Es importante saber que el fin último de una depresión no identificada a tiempo, es el suicidio. La depresión debe diagnosticarse, medicarse y tratarse con terapia psicológica.
Similitudes y diferencias entre depresión y falta de motivación
Como hemos visto, la depresión y la falta de motivación puede llegar a compartir características similares, pero es importante considerar las diferencias cruciales que las distinguen de forma importante. Ambos estados pueden manifestarse con síntomas como la apatía, el cansancio y la pérdida de interés en actividades que antes se disfrutaban. Sin embargo, la falta de motivación suele relacionarse con factores externos y temporales, como el estrés escolar, social o laboral y la falta de objetivos claros.
Es común que una persona desmotivada vuelva a sentirse energizada y entusiasta cuando cambia de entorno o se enfrenta a nuevos desafíos. Hoy en día es muy común encontrarnos con adolescentes con mucha falta de motivación, ya que también todas esas imágenes que ven en tik tok o instagram, les hacen ponerse estándares muy altos y muchas veces imposibles de alcanzar.
Por otro lado, la depresión es una condición clínica que afecta a las personas de manera persistente e intensa. No debe entenderse únicamente como un desinterés temporal, sino como una profunda alteración en el estado de ánimo y en el funcionamiento general y cotidiano de la persona. Mientras que la falta de motivación puede resolverse con cambios estimulares y en el entorno o actitud, la depresión requiere enfoques más complejos, pudiendo incluir terapia psicológica, medicación o una combinación de ambos. Si tu piensas que tu adolescente está deprimido, es importante que busques apoyo psicológico y que empiece a recibir terapia para poder detectarlo a tiempo.
Proponiendo un ejemplo práctico de esta diferencia, imaginemos a una persona desmotivada con su trabajo o sus estudios que decide tomarse un descanso o unas vacaciones para recuperarse de este estado temporal y volver al cabo del tiempo recuperada. Sin embargo, una persona con depresión continuará sintiéndose mal pese a estos cambios, ya que su condición no es dependiente de su contexto únicamente, sino de factores más profundos y persistentes.
Consecuencias de confundirlas
Confundir la falta de motivación con la depresión puede tener serias consecuencias. Si se percibe la depresión como simple desmotivación, se podría subestimar la gravedad del problema, llegando a retrasar la búsqueda de ayuda profesional. Esto es peligroso, ya que la depresión no tratada puede empeorar en su sintomatología con el tiempo, afectando de forma más grave la calidad de vida y aumentando el riesgo de complicaciones más graves, como ideaciones o conductas suicidas.
Por otro lado, tratar la falta de motivación como si fuera depresión podría llevar a un uso indebido o innecesario de terapias o incluso medicamentos, lo cual no solo es ineficaz sino también contraproducente e incluso peligroso. Es fundamental que las personas, así como sus familiares y amigos, reconozcan las señales de alarma y diferencien entre un estado temporal de desinterés y un trastorno mental. Identificar correctamente cada condición permite tomar las medidas adecuadas, ya sea buscar cambios en el entorno o recibir el tratamiento especializado que la depresión requiere.
Conclusiones
¡Papás! Aprendamos a distinguir entre la falta de motivación y la depresión, porque es fundamental para abordar adecuadamente cada situación vital. Mientras la desmotivación suele ser temporal y relacionada con factores externos, la depresión es un trastorno que requiere atención profesional.
Reconocer estas diferencias permite tomar medidas efectivas, ya sea mediante cambios en el entorno o la búsqueda de tratamientos especializados para preservar la salud mental y el bienestar general.
Fuente: https://psicologiaymente.com/clinica/distinguiendo-entre-falta-de-motivacion-y-depresion