La figura del psicopedagogo/a u orientador/a en los centros educativos se ha vuelto imprescindible en los últimos años y una herramienta indispensable para la mejora del aprendizaje. En inlingua la atención al alumnado es nuestra prioridad: que se sientan bien en clase, disfruten y aprendan al mismo tiempo. Todos nuestros docentes prestan atención a cada alumno individualmente para detectar cualquier tipo de dificultad que les pueda surgir.
A veces, un profesor puede encontrarse con otro tipo de obstáculos mayores que son prioridad atender, y es que no todos los niños y niñas son iguales, algunos presentan dificultades en la atención, problemas de aprendizaje o afectivos, sociales y comunicacionales que ya están diagnosticados en su colegio y en conocimiento de sus padres/madres pero que merecen especial atención también en su academia.
1. Observación con conocimiento
Los especialistas en psicopedagogía conocen los diferentes déficits, trastornos, problemas… que existen, por lo tanto saben diferenciar entre cada alumno/a para ayudarlo de la mejor forma, atendiendo a sus necesidades concretas que pueden diferir mucho de las de otro alumno/a. Incluso niños/as con el mismo trastorno pueden tener grandes diferencias que también han de ser tenidas en cuenta.
2. Observación dentro del contexto de aprendizaje.
Uno de los mejores lugares donde observar al alumno/a concreto, es en su ambiente de aprendizaje, en este caso en su academia. Mientras se trabaja con él/ella para que aprenda inglés, lengua, matemáticas… se puede obtener mucha información para poder trabajar en sus dificultades al mismo tiempo que mejoran en las asignaturas que más les cuestan.
3. Atención personalizada.
En un grupo se pierden detalles y no se puede prestar la necesaria atención a un alumno/a que se encuentra más perdido y/o que le cuesta más trabajo aprender, pues éste/ésta termina perdiendo el interés y dejando de atender, por lo que termina más perdido aún. Al trabajar individualmente con un alumno/a toda la atención se centra en él/ella, suponiendo esta atención personalizada una mejora incuestionable en su desarrollo.
4. Escucha y complicidad.
Entre el alumno/a y el profesor/a se establecen lazos afectivos que sirven para que el alumno/a se sienta cómodo en clase, a gusto con alguien, y lo lleve a querer contarle o expresarle emociones o sentimientos que quizás a otra persona no le contaría. Esto ayuda a mejorar la afectividad, a darle confianza en sí mismo/a y a liberarse de sentimientos negativos que a veces le impiden avanzar.
5. Normas sociales básicas.
Este alumnado suele presentar algunas veces carencias en normas sociales básicas de comportamiento: Acciones que no se deben realizar en público, palabras que no se deben decir según el contexto, saludos, disculpas, agradecimientos… Una vez que se ha hecho la observación o durante la misma, la experta tendrá la oportunidad de ir enseñando estas normas sociales básicas de manera natural, sin interferir de manera brusca ni detener la enseñanza. Así el niño/a no se sentirá incómodo/a ni atacado/a.
6. Técnicas de estudio.
Muchos niños/as no saben bien cómo estudiar de manera correcta. Se pierden en las explicaciones, no saben concentrarse ni organizarse. El conocimiento de técnicas de estudio por parte de un experto/a es otro punto positivo del que tomarán ventaja para mejorar no sólo en inglés, si no en cualquier asignatura del colegio.
7. Motivación.
Al sentirse perdidos, algunos alumnos/as terminan por desmotivarse y desatender en clase. Con diferentes técnicas y recursos adaptadas a sus necesidades e intereses, se puede reconducir la motivación de este alumnado para que mejoren no sólo en las clases individuales, si no también dentro del grupo y en el colegio.