Son numerosos los pacientes que me comentan que nos les gusta la Navidad, e incluso que la odian. He buscado y me llevado la sorpresa de que abundan los artículos sobre psicología y Navidad. Así que como ya estamos en diciembre comenzamos con este que me ha parecido muy completo tomado de https://activital.es/nos-pasa-navidad-10-consejos-psicologicos-las-fechas-navidenas/. Espero que os guste.
¿Qué nos pasa en Navidad? 10 consejos psicológicos para las fechas navideñas
La demanda de atención psicológica en los días siguientes a las Navidades es de las más elevadas del año. La Navidad está relacionada con factores importantes y sensibles para la mayoría, como son la familia y los amigos, y todo lo que ello conlleva. Es también una época en que al terminar el año suele hacerse balance y evaluar cómo nos ha ido el último curso. Como se expone a continuación, es natural y, incluso probable, que en algún momento, por estar contactando con temas sensibles para nosotros, uno pueda sentir malestar durante estas fechas, o incluso cogerles aversión. Cada vez es más habitual oír a gente decir que no le gustan estas fiestas, o que siente tristeza cuando se acercan. Y realmente no hay nada malo en ello, pues estos pensamientos o emociones serán naturales dentro de la historia de cada uno. Lo que jugará un papel clave será el qué hacer cuando el malestar se haga presente, pues según nuestra reacción el malestar se hará mayor o menor, y por otro lado, podremos disfrutar más o menos de estos días. Con la finalidad de ayudarte a pasar unas mejores fiestas, enfocadas a lo importante para tí, recomendamos 10 consejos psicológicos para estas navidades.
Psicología, Navidad y Felicidad
Empezamos nueva semana de diciembre y el frío de las últimas semanas nos ha ayudado a olvidar definitivamente el verano para aceptar que, como diría Jon Snow, “se acerca el invierno”. Y en nuestras ciudades, Invierno, o si más no su llegada, es sinónimo de Navidad. Las calles y negocios se adornan con motivos navideños, hay luces de colores en los balcones, árboles y pesebres en las plazas… Y en consonancia empiezan los preparativos de cada uno, para las comidas familiares, cenas de empresa, fiestas de fin de año, y otras celebraciones.
A lo largo del año, las demandas de psicólogos tiene varios “picos” en que el volumen aumenta considerablemente, y uno destacado es el de los días siguientes a estas fechas. Exponemos aquí una explicación de ciertos elementos que creemos que pueden tener parte de la responsabilidad de esta realidad, y algunos consejos que pueden serte útiles al respecto.
Sin lugar a duda se trata de unas fechas con gran carga emocional para la mayoría. Al pensar en la Navidad uno puede fácilmente recordar momentos de su infancia, las comidas familiares con los abuelos, aquellos primos que venían solamente esos días al año, o el día que una tía casi se atraganta con las uvas. También aquél regalo tan deseado que tras semanas de incertidumbre acabó apareciendo bajo el árbol. Es posible que papá y mamá tuvieran unos días de vacaciones, y pudieras compartir más tiempo con ellos, hacer cosas especiales como alguna salida a la montaña… O en caso de no tener ellos vacaciones, al menos las tenías tú, y podías disfrutar las fiestas con amigos. A menudo también, caían algunos dulces durante estos días, o entre turrones, mazapanes y polvorones, el estómago solía tenerse contento.
Al pensar en la Navidad por lo tanto es fácil asociarla a experiencias positivas, así como a emociones asociadas a momentos de compartir amor y alegría con los seres queridos, de fortalecer lazos, donde incluso se puede oler una atmósfera de esperanza e ilusión que nos ayuda a desconectar del trabajo o preocupaciones para disfrutar de la compañía de nuestros allegados, de tratar de ser mejor persona y puede que solidarizarnos con los más desfavorecidos.
Los medios de comunicación colaboran para que, si todas estas emociones no se dan por tu propia historia vital, las puedas adoptar. Así vemos anuncios que van desde empresas de telecomunicación que nos invitan a volver “Vuelve a casa vuelve, por Navidad”, a empresas de bombones o refrescos que apuntan en esa misma dirección. La programación televisiva se adapta también en esa línea, y además, la frase ya está hecha; “Feliz Navidad”, la Navidad sugiere felicidad por su naturaleza, y si algunos le añaden el hecho de estar unos días de vacaciones, parece que no hay razón para no pasar unos días felices.
Sentirse mal en navidad, ¿Por qué?
Sin embargo, como suele pasar, la práctica difiere bastante de la teoría, lo cual no es de extrañar si atendemos a cómo funcionan los seres humanos y su capacidad para relacionar cosas. La Navidad puede estar relacionada por ejemplo, con familia, amistad, ilusión y felicidad. Puede darse perfectamente el caso, entonces, de que al pensar en la Navidad uno pueda pensar en la pérdida de un familiar que falleció durante el pasado año, o una disputa entre hermanos que ha deteriorado considerablemente la relación.
Sin necesidad de entrar en el terreno familiar, puede haber sido un año complicado a nivel laboral, personal, social o sentimental, y al llegar al final del año, como nos han enseñado que al final toca hacer balances y evaluaciones, repasamos aquello que nos ha producido dolor emocional y lo re-traigamos al presente, junto a los pensamientos y emociones que evoca.
Puede ser que simplemente estés pasando una mala etapa y el estado de ánimo de los últimos meses pueda ser más bajo, sentirte menos animado o dándole vueltas a un asunto que te preocupa, y por suerte o por desgracia, los pensamientos y emociones no vienen con un calendario en el que a partir del 22 de Diciembre se pueda hacer un paréntesis a propia voluntad.
Incluso, la mente humana funciona de manera que puede ser simplemente viendo una película navideña, que la actriz protagonista sea la misma actriz que salía en aquella película que tanto os gustaba a tu ex-pareja y a ti, de modo que al verla reaparezcan emociones o sentimientos relacionados con esa persona y/o la ruptura de la relación, o que derive en pensamientos de estar sol@, en oposición a aquellas navidades que compartiste con él/ella.
Cómo se puede observar, las probabilidades de que en algún momento puedan venir momentos de tristeza o nostalgia son, si más no, las mismas que en cualquier otra época del año. Sin embargo, rodeados en un ambiente cargado de mensajes de felicidad, suele llevar a las personas a ofrecer esa imagen, sea o no auténtica, de felicidad permanente. Son unos días en que la norma es esa.
La asociación de Navidad con felicidad puede llevar a personas a preguntarse si están siendo o no felices, o tan felices como las imágenes de la televisión o los vecinos, y preocuparse por esta felicidad, cuando la realidad es que las emociones van y vienen, por muy variadas razones, y es humanamente imposible tener sentimientos de felicidad de manera permanente. La felicidad aparece haciendo aquellas cosas que son importantes para nosotros, y detenerse en si uno es suficientemente o no feliz y las preguntas (y respuestas) que ello genera no suele ser buena estrategia. Es más, puede llegar a cuestiones del tipo, “por qué me siento así, si son días para estar bien”, “si todos los demás están bien, por qué yo no”, que no hagan más que problematizar la situación.
Otras ideas sobre el sentirse bien y la felicidad habituales en nuestra sociedad son las de “para estar bien hay que sentirse bien”, y la “felicidad como ausencia de malestar”. Si por un motivo X, una persona se siente triste, por una pérdida familiar por ejemplo, o ansiosa, por la preparación de un evento, estas ideas concebidas pueden ser contraproducentes para la persona, bajo ideas como “no estoy para fiestas, para ir así no voy” o “Ir allí me recuerda a aquella persona especial que ya no está entre nosotros, y me hace sentir mal, prefiero quedarme en casa” o una persona divorciada “todos irán con sus parejas, me sentiré diferente y solo/a”.
Parece poco probable que siguiendo las premisas anteriores algo pueda cambiar o mejorar. Por pretender evitar ese malestar, uno puede estar perdiéndose cosas importantes como el hecho de estar con la familia o disfrutar y fortalecer las relaciones sociales. Incluso puede ser que acudiendo al lugar, al afrontar aquello que puede generar malestar, éste pierda poder sobre nosotros, a la vez que se abre la opción a disfrutar de cosas agradables o nuevas oportunidades que pudieran surgir.
Los 10 consejos psicológicos para estas navidades
Cómo alternativa, proponemos 10 consejos psicológicos que pueden ser útiles para, si por algún motivo sientes cierta adversidad a la Navidad, puedas seguir haciendo lo que consideras importante, cuidando lo que consideras valioso, y abriendo la puerta a nuevas situaciones que puedan generar bienestar psicológico. Estas fiestas pueden ser un buen momento para cambiar maneras de hacer que sirvan también para el futuro.
- Programa con antelación y confirma tu asistencia lo antes posible a aquellos eventos que consideras importantes acudir, o “te gustaría ir pero…”. Si te encuentras con el estado de ánimo bajo, es posible que puedas quedar atrapado por pensamientos o emociones que te lleven a quedarte en casa cuando se acerque el momento, nuestra mente es hábil encontrando excusas geniales para no hacer aquello que nos produce temor.
- Céntrate en lo que consideras importante o valioso. Si para ti es importante tener vínculos fuertes con tus seres queridos, no dejes que algún tipo de malestar se interponga en tu camino.
- Acepta los pensamientos y emociones. No hay nada malo en ellos, más allá de ser eso, pensamientos o emociones que puedan ser más o menos agradables.
- Hazte un regalo. Piensa en alguna cosa, un gesto, no necesariamente un regalo material, que por pequeño que sea, sirva para recordarte que eres importante para ti mismo/a, y regálatelo, simplemente como muestra de amor propio.
- Recuerda porqué estás allí, en el momento presente, qué es valioso para ti en esa situación, y céntrate en ello.
- Comparte, en lo bueno y en lo malo. En casos de pérdidas de seres queridos, las personas de tu entorno pueden estar sintiendo algo parecido, y cada uno lo afronta como puede y sabe. Compartir estos momentos puede ser una buena oportunidad para mostrar y/o recibir apoyo, a veces no hace falta decir mucho, simplemente estando presentes, aceptando y respetando cómo cada uno supera los momentos difíciles.
- En situaciones conflictivas, de nuevo, recuerda qué es importante y te hace estar allí. Puede haber comentarios o comportamientos que te produzcan ira, más tú puedes elegir si darle las riendas de tu comportamiento a la ira, o aceptarla y dejarla ir, siguiendo en lo que consideres valioso del momento.
- Cuida de tu cartera. A veces las personas al sentirse mal pueden gastar en exceso con distracciones o compras que parece que puedan ayudar a sentirse mejor y evitar el malestar, pero el resultado suele ser a corto plazo, para luego volver el malestar junto a la sensación de haber gastado más de la cuenta, y en cierto modo, en vano.
- Expectativas y evaluaciones. Las expectativas de cómo va a ser algo, pueden hacer de ese algo más o menos apetecible, más no deja de ser un pensamiento, que puede cumplirse o no. Las evaluaciones sobre cómo ha ido el día, la cena, el encuentro… Igualmente pueden servir para ver qué cosas te han o no te han gustado de ti o los demás, y con ello hacernos sentir mejor o ver cosas que te gustaría cambiar. Puede ser útil durante un breve período de tiempo, más darle excesivas vueltas difícilmente será productivo. Plantéate, en qué invertir el momento presente.
- Date una oportunidad. Permítete probar y conocer, en las direcciones que sean valiosas para ti. Los resultados, como los comportamientos de otros, no los podemos controlar, por lo que aun cuando no se logre el objetivo perseguido, se habrá dado un paso hacia hacer las cosas que quieres hacer en la vida que quieres tener.
Lo propuesto no consiste en no pensar en algo que puede tener solución, sino del fenómeno de dar vueltas y tratar de controlar cosas que no son posibles de controlar, en lugar de centrarnos en las que sí. Darle vueltas al porqué pensamos lo que pensamos, o sentimos lo que sentimos, no es malo ni bueno de por sí, la cuestión es: ¿al servicio de qué está ese “darle vueltas”?, ¿Sirve o no sirve para hacernos la vida mejor, en este caso concreto? Estamos acostumbrados a buscar las razones de las cosas y darles vueltas para encontrar una solución, más hay situaciones, en relación a pensamientos y emociones especialmente, en que esto no haga más que extender el problema, o crear un problema donde no lo había. Una alternativa puede ser aceptar esos pensamientos y emociones como naturales dentro de una situación, y en lugar de ocupar la mente en por qué sí o por qué no, ocuparla en el siguiente paso a dar hacia la vida que quieres llevar.
Manuel Bobis Reinoso. Tomado de https://activital.es/nos-pasa-navidad-10-consejos-psicologicos-las-fechas-navidenas/