La asertividad suele definirse como la capacidad de expresar las opiniones, los sentimientos, las actitudes y los deseos, y reclamar los propios derechos, en el momento adecuado, sin ansiedad excesiva, y de una manera que no afecte a los derechos de los demás.
La sabiduría popular dice que las personas asertivas salen adelante. Dicen lo que piensan, solicitan los recursos que necesitan, manifiestan sus deseos y sentimientos, y no aceptan un no por respuesta. Pero si no eres una persona asertiva no debes preocuparte, se puede llegar a ser asertivo, pedir lo que necesitas y conseguir lo que quieres, sin dejar de ser uno mismo:
1. Comienza con algo pequeño. Si la idea de ser asertivo te hace sentir especialmente mal o inseguro, comienza con situaciones de bajo riesgo. Por ejemplo, si pides una hamburguesa, y el camarero te trae un salmón a la plancha, hazle ver su error y envíalo de vuelta. Si sales de compras con tu pareja y estás tratando de decidir sobre un lugar para comer, manifiesta tu opinión a la hora de elegir a donde ir.
Una vez que te sientas cómodo en estas situaciones de bajo riesgo, comienza subiendo la dificultad poco a poco.
2. Empieza diciendo no. En el camino para ser más asertivo, el NO es tu mejor compañero. Debes decir no más a menudo. Es posible ser firme y decidido con el NO sin dejar de ser considerado. Al principio, decir que no puede hacer que te sientas ansioso, pero con el tiempo llegarás a sentirte bien y bastante liberado.
Es probable que algunas personas se sientan decepcionadas ante esta nueva situación. Pero recuerda que mientras expreses tus necesidades de una manera considerada, no eres en absoluto responsable de su reacción.
3. Sé simple y directo. Cuando te estás afirmando a ti mismo, menos es más. Haz tus peticiones de manera sencilla y directa. No hay necesidad de dar explicaciones elaboradas (véase más adelante). Es suficiente con decir cortésmente lo que piensas, sientes o deseas.
4. Utiliza el “yo”. Al hacer una petición o expresar desaprobación usa el “yo”. Hazlo siempre en primera persona. En lugar de decir: “Eres muy desconsiderado. No tienes ni idea de lo duro que ha sido el día de hoy. ¿Por qué me pides que haga todas estas tareas?”, debes decir “Estoy agotado hoy. Veo que quieres que haga todas estas cosas, pero no voy a poder hacerlas hasta mañana”.
5. No te disculpes por expresar una necesidad o deseo. Al menos que estés pidiendo algo que sea manifiestamente irrazonable, no hay razón para sentirse culpable o avergonzado por expresar una necesidad o deseo. Así que deja de pedir disculpas cuando pides algo. Sólo pídelo educadamente y espera a ver cómo la otra persona responde.
6. Utiliza el lenguaje corporal y el tono de voz. Debes parecer seguro al hacer una solicitud o indicar una preferencia. Ponerse de pie, inclinarse un poco, sonreír o mantener una expresión facial neutra, mirar a la persona a los ojos, son acciones que denotan seguridad. También debes asegurarte de hablar con claridad y en voz lo suficientemente alta.
7. No tienes que justificar o explicar tu opinión. Cuando tomas una decisión o das una opinión con la que otros no están de acuerdo, un modo en el que van a tratar de ejercer control sobre ti será exigiendo que des una justificación de tu elección, opinión o comportamiento. Si no puedes encontrar una razón suficiente, suponen que debes estar de acuerdo con lo que quieren.
Las personas no asertivas, con su necesidad de agradar, se sienten obligadas a dar una explicación o una justificación para cada elección que hacen, incluso si la otra persona no se la pidió. Quieren asegurarse de que todo el mundo está de acuerdo con sus opciones, y de este modo lo que están haciendo es pedir permiso para vivir sus propias vidas.
8. Sé persistente. A veces te enfrentas a situaciones en las que inicialmente no encuentras respuesta a tus solicitudes. No te limites a decirte a ti mismo: “Al menos lo intenté “. A menudo para ser tratado con justicia tienes que ser persistente. Por ejemplo, si te cancelaron un vuelo, sigue preguntando acerca de otras opciones, como ser transferido a otra línea aérea, para poder llegar a tu destino a tiempo.
9. Mantén la calma. Si alguien está en desacuerdo o desaprueba tu elección, opinión o solicitud, no debes enojarte o ponerte a la defensiva. Es mejor buscar una respuesta constructiva o decidir evitar a esta persona en futuras situaciones.
10. Elije tus batallas. Un error común que cometemos en el camino para ser más asertivo es tratar de ser firme todo el tiempo. La asertividad es situacional y contextual. Puede haber casos en los que ser asertivo no te llevará a ninguna parte y tomar una postura más agresiva o pasiva es la mejor opción.
A veces, sin duda es necesario ocultar los sentimientos. Sin embargo, aprender a expresar tus opiniones, y lo más importante, a respetar la validez de esas opiniones y deseos, te convertirá en una persona con mayor confianza. El resultado de una acción asertiva puede llevarte a conseguir exactamente lo que quieres, o quizás un compromiso, o tal vez un rechazo, pero independientemente del resultado, dará lugar a que te sientas más cerca de controlar tu propia vida.
La asertividad es la capacidad de autoafirmar los propios derechos, respetando en todo momento los derechos de los demás. La asertividad tiene que ver con factores emocionales e intrínsecos de la personalidad. Por ejemplo, las personas con buena autoestima suelen tener una mayor facilidad para resultar asertivas. ¿Sabes decir «no» sin sentirte culpable? ¿Conoces los principales derechos asertivos?
Hay personas que creen que decir «no» conlleva una actitud grosera, pero no es tanto el contenido como la forma en que se transmite el mensaje lo que importa. Para que aprendas a decir «no» te mostramos algunos ejemplos de respuestas asertivas:
- Lo siento, pero no me gusta dejar el coche a otras personas.
- Tengo otras prioridades ahora y no puedo comprometerme.
- Ahora no es buen momento, ¿qué te parece si lo dejamos para más adelante?
- No es algo que encaje conmigo, pero gracias por haber pensado en mí.
- Me gustaría decir que sí, pero en este momento no puedo.
Principales derechos asertivos
Es importante que tengas en cuenta que existen una serie de derechos asertivos que te vendrán bien para muchas de las situaciones a las que te enfrentas cada día:
- Todos tenemos derecho a decidir nuestros propios valores y estilos de vida: Tenemos derecho a ser nosotros mismos según nuestra particular definición y a sentirnos bien con nuestro estilo de conducta mientras no dañemos a los demás. Cada uno tiene derecho a ser su propio juez.
- Tenemos derecho a ser tratados con respeto: Todos tenemos derecho a que se respete nuestra dignidad humana. De este derecho también se deriva que nosotros debemos tratar con respeto a los demás.
- Tenemos derecho a decir «no» sin sentirnos culpables: Colocar continuamente lo que queremos por debajo de los deseos de los demás es frustrante y conduce, a la larga, al resentimiento. Tener en cuenta a los otros no significa que debamos anteponerlos a nosotros. Nuestros deseos no valen menos que los de los demás. No es sano reprimir aquello que queremos por temor a molestar a los demás.
- Tenemos derecho a detenernos y pensar antes de actuar: Por mucho que las circunstancias o los otros nos presionen para que tomemos una determinación, nosotros debemos mantener el control final de nuestras decisiones y nuestros actos, tomándonos el tiempo necesario antes de actuar. Así llegaremos a ser más efectivos, más responsables y, probablemente, cometeremos menos errores que si tomamos decisiones precipitadas.
- Tenemos derecho a cambiar de opinión: Todos tenemos derecho a formarnos nuestra propia opinión sobre cualquier tema y a expresarla sin ofender intencionadamente a los demás. Cambiar de opinión puede demostrar flexibilidad y adaptación a la realidad. Por el contrario, negarse a cambiar de opinión, cuando sería lo más realista, es un síntoma de rigidez.
- Tenemos derecho a pedir lo que necesitamos: Ya sea información, ayuda o que se reconozcan nuestros derechos. Las manera más franca de hacerlo es manifestando nuestra petición directamente. De este derecho deriva el de pedir información cuando no tengamos algo claro. Además, tenemos derecho, en cualquier situación de nuestra vida, a pedir aclaración de nuestras dudas, sin temor a que los demás piensen que no somos lo suficientemente listos. La opinión que se pueden formar los demás de nosotros es asunto exclusivo de ellos, no podemos influir en su modo de juzgarnos, pero pretender aparentar que estamos de acuerdo o que hemos entendido algo cuando no ha sido así es un acto de deshonestidad con nosotros mismos.
Recuerda que la respuesta asertiva sirve para poner límites, no para que la otra persona cambie. Ya lo dijo Gabriel García Márquez: «Lo más importante que aprendí a hacer después de los cuarenta años fue a decir «no» cuando es «no»». ¿Por qué no lo vas a conseguir tú?
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