1. ¿Qué es la alienación parental?
Es un tipo de maltrato psicológico que se da en algunos hijos de padres separados y que sufre el niño por parte de uno de los progenitores al que llamamos padre alienador. La acción maltratadora consiste en un juego de relaciones entre el padre alienador y el hijo cuyo objetivo es dirigir y manipular los sentimientos de éste último para que tome partido afectivo y efectivo hacia ese progenitor y únicamente hacia él.
Dos aspectos podemos definir como característicos de la alienación parental:
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Se produce una manipulación deliberada o no, de la mente y sentimientos de un menor en contra de uno de los progenitores, con beneficios ajenos al niño.
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Se priva a un menor de su necesidad evolutiva de crecer en contacto con sus
2. Funcionamiento de los permisos en la alienación parental.
En la alienación parental el padre alienador mantiene dos actitudes en su comunicación con sus hijos, por un lado muestra una actitud reflexiva en la comunicación de sus mensajes directos, pero sin embargo, implícitamente las palabras van acompañadas del mensaje indirecto, en el que no se oye y que en realidad es el que quiere manifestar. Dicho mensaje subliminar proviene de una actitud crítica, sancionadora y dolorosa del alienador hacia el hijo que, como conocedor de sus padres desde una esfera muy íntima, reconoce la actitud crítica y lo que verdaderamente está pensando y sintiendo el progenitor alienador, es decir lo que en realidad no le permite hacer, tener contacto con el padre excluido. Aunque dicha lectura subliminal del hijo hacia el padre alienador fuera una mera fantasía del pequeño, dicha fantasía desaparecería en breve ante el rechazo y la crítica del progenitor alienador hacia la conducta indiferente del hijo hacia el otro padre. Sin embargo cuando cede a la negativa del niño a contactar con el otro progenitor es cuando la sombra de la alienación emerge al fin.
3. ¿Por qué hablamos de síndrome?
Hablamos de síndrome porque se dan unaseriede reacciones, síntomas y consecuencias alteradoras del crecimiento físico, psíquico y social equilibrado de los hijos, y también de la percepción objetiva de la realidad por parte de los padres.
4. Síntomas básicos de la alienación parental.
Hay ocho síntomas básicos en el niño alienado que caracterizan y definen este trastorno:
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Campaña de denigración. Contra el progenitor que está siendo excluido. Es decir criticando a veces de forma explícita y otras veces de forma sutil.
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Racionalización y justificación débil o absurda del desprecio. Las razones que da el niño para rechazar al progenitor no son lógicas, sino ridículas, contradictorias o inexistentes.
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Falta de ambivalencia. Los mensajes hostiles del niño son directos y perseverantes, el progenitor excluido es malo todos los días, independientemente de su comportamiento.
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Insistencia del niño en la independencia de sus opiniones. Éste repite que piensa por sí mismo sin que nadie indique lo que tiene que decir.
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Apoyo al alienador. De múltiples formas y con diferentes argumentos y reflexiones.
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Ausencia de culpabilidad en sus conductas.
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Escenarios prestados. Es decir, uso de vocabularios y argumentos impropios de su edad, con posesión de información anterior incluso a su propio nacimiento todo en sentido negativo.
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Extensión de la aversión ante el entorno familiar y social del excluido. No se excluye solo al progenitor, sino a todo aquel que tenga relación con este.
5. Elementos habituales de la alienación parental.
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Búsqueda de la indiferencia. Hace referencia a una serie de actitudes y conductas relacionadas con la obstrucción de todo contacto. Algo que parece responder a la idea “tú ya no me sirves así que ya no existes”. Se camina hacia la “extirpación “de uno de los padres, lo que dará paso finalmente a la completa indiferencia hacia él.
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Exageración de los hechos. Uno de los indicadores más importantes de la alienación parental. Búsqueda constante por parte del progenitor alienado de hechos que expliquen lo irremediable, lógico y conveniente de una exclusión. Lleva a menudo a efectuar distorsiones significativas de la realidad a su conveniencia, relacionada con la magnificación de opiniones, actitudes o conductas.
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La separación como frontera. Existencia de un deterioro progresivo de la relación entre progenitores desde la separación. Hay un antes y un después de la ruptura de la pareja.
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Condicionamiento emocional aversivo. La perversidad del proceso alienador toma especial virulencia desde el momento en que se requiere que los hijos se posicionen de manera firme y contundente. Es uno de los indicadores básicos del proceso.
6. ¿Qué características básicas presenta el progenitor alienador?
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Interrogar cuando el hijo tiene aún contacto con el progenitor excluido.
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Imponer soluciones. El alienador tiene la oportunidad de dar sugerencias al hijo sobre cómo responder la próxima vez al otro progenitor.
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Victimizarse.
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Moralizar. El alienador con una actitud reflexiva y paternalista define cómo deberían cambiar las cosas para ser normales y cuál es la conducta correcta de las personas.
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Interpretar. El alienador hace una lectura en voz alta del pensamiento de su hijo.
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Retirarse. El hijo vive la retirada del agresor como una pena de la que se siente culpable.
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No querer pasar llamadas telefónicas a los hijos.
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Organizar actividades con los hijos durante el periodo en el que el progenitor debería ejercer su derecho de visita.
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Presentar a la nueva pareja a los hijos como el nuevo padre o madre.
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Interceptar el correo.
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Criticar emocionalmente.
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Desvalorizar e insultar.
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Negarse a informar al otro progenitor de las actividades en las que se hallan implicados los hijos.
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Hablar de manera descortés del otro cónyuge.
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Impedir al otro progenitor del derecho de las visitas.
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Implicar al entorno.
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Tomar decisiones importantes de manera unilateral.
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Intentar cambiar en los hijos el apellido o nombre del otro progenitor.
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Impedir o poner trabas al vertido de información de los hijos hacia el otro progenitor.
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Tratar de eludir al progenitor excluido.
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Hacer dormir a los hijos con el alienador, algo habitual para aprovechar el momento de intimidad para fomentar la independencia.
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Mostrar al excluido como perturbador de la salud familiar.
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Hacer olvidar cualquier recuerdo.
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Convertir a los hijos en los protectores.
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Maligna simbiosis.
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Conducir a los hijos a una forma de pensar empobrecida y centrada en el pensamiento absoluto de bueno o malo.
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Desvalorizar regalos, compras o atenciones del progenitor saboteado hacia sus hijos.
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Amenazar.
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Reprochar.
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No tener en cuenta la vinculación afectiva real de los niños.
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Controlar la mente de los hijos.
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Proporcionar respuestas “adecuadas” y preparadas en todas y cada una de las situaciones.
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Acusar de abuso sexual al padre excluido.
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Impedir la defensa del progenitor excluido.
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Elevar la disputa a la categoría de motivo de vida.
7. ¿Qué características básicas encontramos en el hijo alienado?
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Campaña de denigración. Profunda y constante del progenitor saboteado de manera verbal y manifiesta.
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Uso de justificantes fútiles, con pretextos poco creíbles o absurdos que justifiquen su acción.
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Ausencia de ambivalencia. Los hijos están completamente seguros de sí mismos y de sus sentimientos de odio hacia el otro progenitor.
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Manifiesto ficticio aunque sentido de independencia, aparentando no haber sido influenciado por nadie para adoptar esa actitud.
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Defensa férrea del progenitor alienador.
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Falta de culpabilidad.
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Relato de hechos irreales.
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Extensión del rechazo a la familia.
8. ¿Cómo afecta la alienación al desarrollo del niño?
El niño alienado ha vivido una etapa en la que ha cambiado de forma abrupta de campo cognitivo, se ha adultizado y ha dejado de valorar a personas de validez contrastada en su vida. Los efectos de este tipo de programación mental son básicamente tres y podemos observarlos a corto plazo desde el principio de la alienación.
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Dependencia emocional que los niños más pequeños pueden usar con ansiedad de separación del progenitor alienador. Con o sin ansiedad por separación, la dependencia emocional rosta al menor la capacidad de desarrollar su autonomía y suficiencia a la hora de tomar decisiones o expresar espontáneamente sus opiniones y emociones.
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Tendencia a la fabulación con identificación. Desarrollar pensamientos prestados y creérselos. El niño alienado es capaza de confundirse con lo que le explica el progenitor alienador, e incluso llegar a creer que ha estado en lugares que nunca ha visitado o ha visto cosas que realmente nunca ha conocido. Lo más preocupante es que es capaz de crear material de información que se corresponda con o que percibe del alienador, y si bien en un inicio es consciente de que está mintiendo, luego llega a creer su propia mentira y a identificarse con ella. Así, si el hijo percibe la inquietud del alienador por el hecho de que haya compartido alguna actividad con el progenitor por el que siente esa dependencia. Este proceso psicológico explica la fabulación por parte del niño de tocamientos o actos sexuales que a pesar de su verbalización, el estudio forense explica que no ocurrió nunca.
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Fobia. En el caso de SAP severo, no solo hacia el progenitor excluido sino hacia todo lo que se relacione con éste, directa o indirectamente, sea real o imaginado por el niño. El niño se vuelve especialmente quisquilloso o maníaco con objetos, colores y lugares, por no mencionar personas que tengan que ver con los gustos, preferencias o amistades del excluido. El rechazo es radial y sin opción a la reflexión, pero es extraño que el niño verbalícela razón, y si lo hace, es con cierto cinismo y en compañía del alienador.
9. ¿A qué patologías puede tender el progenitor excluido?
Las situaciones desequilibradas o patológicas que puede experimentar el progenitor excluido son imprevisibles y distintas en cada uno de los casos pues dependen de circunstancias específicas.
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Si el progenitor excluido tiene o no una nueva pareja.
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Si sabe canalizar o no la frustración.
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Si cuenta con un grupo familiar o de amigos de apoyo.
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Recursos económicos.
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Si existen o no contactos esporádicos.
En esta situación es especialmente importante la frustración, y con ella toda la secuela posible de reacciones agresivas derivadas del formato familiar preexistente y de los hijos.
Asociación de pérdida, sentimiento de irreversibilidad y de trascendencia de los cambios sobrevenidos tras la separación y la necesidad urgente de un proceso de adaptación para el excluido.
Una de las reacciones psicosomáticas más frecuentes son los cuadros de ansiedad y de depresión, siendo habitual la necesidad de buscar ayuda terapéutica. En general la exclusión conlleva una etapa de confusión y desorientación agudas en el progenitor excluido.
10. Factores psicológicos que favorecen un buen divorcio.
Las variables psicológicas más relevantes que apoyan un buen divorcio se encuentran en ciertos rasgos de personalidad de los individuos, algunos aspectos de su proceso de la información, la relevancia de la relación a la hora de definir sus vidas y los recursos propios o sociales que le rodean.
Los sujetos que mejor superan su divorcio son aquellos cuyos rasgos de personalidad, es decir, su modo de comportarse ante las situaciones a las que se enfrentan, tienden a aceptar lo que les ocurre. Individuos que sufren o se alegran por las situaciones que atraviesan, pero que finalmente toman decisiones y aprenden de todo ello para seguir adelante. Aquellos que tras un periodo más o menos largo para elaborar su dolor, adoptan posturas de acción, superan antes y de forma más ajustada el divorcio.
Los miembros de parejas que demuestran confianza en la figura del otro, aún cuando su relación esté rota, o aquellas personas que poseen una gran autoestima, son capaces de afrontar la ruptura en mejores condiciones.
El soporte social aportado por la familia, amigos e incluso por el trabajo u otro pilar en el que descansar.